Memorias de un caracol
Australia, años 70. Al morir su madre, Grace y su hermano gemelo Gilbert quedan al cuidado de su padre, un exmalabarista parapléjico y alcohólico que, pese a sus desafortunadas condiciones, los ama profundamente. Sin embargo, un día el padre muere y los dos gemelos son separados a la fuerza. A partir de aquí, la pequeña Grace comienza a acumular obsesivamente caracoles, que utiliza para disfrazar sus pérdidas emocionales, al menos hasta que conoce a la carismática anciana Pinky, quien le ayuda a salir del caparazón y reivindicar todo el sufrimiento de su vida. Aclamada por la crítica, Memorias de un caracol es el segundo largometraje de Adam Elliot, quien con su ya característico estilo construye una animación para adultos en donde retoma su peculiar perspectiva sobre la muerte y el sufrimiento humano, presente en todos sus trabajos fílmicos.