El odio fue un hito del cine francés de los años 90, con el que el cineasta Mathieu Kassovitz ofreció una mirada descarnada, inquietante y visualmente explosiva a la volatilidad racial y cultural de Francia, concretamente a los barrios marginales de las afueras de París. En la película seguimos a tres jóvenes, Vinz, Hubert y Saïd −un judío, un africano y un árabe, respectivamente−, que pasan sus días sin rumbo fijo y sin respeto a nadie en el entorno de hormigón de su suburbio. Ellos dan rostro a las poblaciones inmigrantes, con su resentimiento erizado por la discriminación cociéndose a fuego lento hasta alcanzar un punto de ebullición culminante.